EL ESPEJO SE HA ROTO.

04.11.2012 22:02

LOVE 

 

HATE

Hoy abrumado por las circunstancias voy a empezar con una poesía de Roger Wolfe.Y lo voy a hacer ya que aunque parezca mentira, a veces en la poesía, o en las matemáticas, o en la ciencia es posible encontar explicaciones, o alivios, a los más oscuros misterios de la estupidez humana.

 

 

 

 

LAS AUTORIDADES LITERARIAS ADVIERTEN:
SER FELIZ PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD

.................................Llegué a creer que la felicidad
.................................no es un asunto de los seres humanos
...........................................Félix Grande

Hay algunos –por increíble que parezca a estas alturas-
que todavía se convierten en borrachos
por influencia de los poetas simbolistas.
Otros –de manera igualmente increíble-
acaban chutándose heroína
porque momias como William Burroughs
contaban con pelos y señales que lo hacían.
Por motivos parecidos
tú negaste siempre la felicidad,
que como ya se sabe
es un asunto muy mal visto
entre las mentes pensantes de todo este tinglado.
Hasta que la felicidad te cayó encima
como un plato de sopa
que alguien te hubiera volcado en el regazo.
¿Qué demonios era esto?
No estaba programado.
Era un contratiempo nuevo;
era de auténtica vergüenza.
Como, de niños, mojar la cama
o hacérselo en los calzoncillos.
Menudo bochorno.
¿Quién te iba a sacar de ésta?
Pero la felicidad insistió en agitarse dentro de ti;
te recorría de arriba abajo
como un flujo de savia electrizada.
Y se te ocurrieron ideas muy extrañas:
abandonarlo todo,
salir corriendo dando gritos de alegría,
tirar la casa por la ventana
y lanzarte en plancha a la vida.

La hostia fue de órdago.

Los hijoputas habían vaciado la piscina.


 

[Extraído de Noches de blanco papel (Poesía completa 1986 - 2001)].

 

 

Después de reconciliarme con buena  parte de la humanidad, retomo el inicio de este breve, o largo artículo (todavía no tengo ni idea de cuánto me voy a extender), para decirte que si nos ponemos  a hablar de estupidez, este que escribe se pone en primera fila y admite, sin ningún tipo de ambages, que la estulticia me posee. Mi única ventaja, si es que a esto se le puede llamar de esta manera, es que yo tengo una clara conciencia de ello, y muchos a los que me voy a referir, todavía no han llegado a este estado, y lo que es mucho peor, no creo que lleguen nunca.

A lo que íbamos. De un tiempo a esta parte parece ser que el espejo en el que se tiene que mirar la raza humana para ver la perfección de su especie es en el de los futbolistas. Uno coge un espejo, se refleja, ve sus cicatrices, sus tornillos oxidados,  sus miserias, sus canas, su papada, sus ojos apagados y sus torcidos dientes y piensa inmediatamente que si hubiese nacido futbolista, si hubiese tenido la inmensa suerte de hacer malabares con un balón, ese reflejo, ese idiota que no ha llegado a nada, posiblemente seria hoy “rico, guapo y famoso”.

 

Y esta gigantesca estupidez se cumple en unos casos si y en otros no. Y no, no depende del cristal con que se mira, depende del color de la camiseta del futbolista. Somos así de simples y así de objetivos. Es ley de vida. Ley del fútbol.

Mucha gente, animada y anestesiada por su propia ignorancia, piensa que Cristiano,  haga lo que haga y diga lo que diga,  no es el espejo adecuado. Cristiano es un espejo roto. Un espejo en el que no vale la pena reflejarse.

Ni tiene valores, ni humildad, ni seny, ni señorío, ni ayuda a las ancianitas a cruzar las calles. Es chulo, putero, macarra y prepotente. Y sobre todo y por encima de todo,  ha tenido la inmensa desgracia de ser portugués y de jugar en el Real Madrid.

 

Vamos a suponer que todas, absolutamente todas las estupideces que dicen semana sí y semana también de  Ronaldo sean ciertas. Vamos a suponer que el puterío sea su mayor carrera, que la humildad la perdiese el día de su bautismo y que en la intimidad del  vestuario exija que le laman el dedo gordo del pie por turnos. Vamos a suponer todo eso, y mucho más. Vamos a suponer  todo lo que se nos ocurra. La imaginación al poder.

Pues bien, sea lo que sea y haga lo que haga, no es, ni tiene que ser espejo para nadie. Es un jugador de fútbol y por lo que a mí respecta, lo juzgaré por lo que haga dentro del terreno de juego. Y al menos en esa parcela, que es la que verdaderamente me interesa por razones obvias, hasta el día de hoy si es un espejo. Un excelente espejo en el que muchos profesionales de tres al cuarto llenos de humildad se deberían reflejar. En un espejo que te devuelve profesionalidad, trabajo, compromiso, talento y goles, muchos goles.

 

Es un futbolista. Nada más y nada menos. Un deportista que defiende unos colores. Su vida privada es como su propio nombre indica pri-va-da, y a mí, sinceramente, haga lo que haga, vaya con quien vaya y sea como sea, me trae sin cuidado.

 

Si esta sociedad ha llegado a pensar que un jugador de fútbol, simplemente por su exposición pública, o por su habilidad para manejar la pelotita, es un espejo en el que se tienen que mirar los niños, los jóvenes y los cartujos, apaga y vámonos.

Estoy convencido de que muchos de los que el otro día llamaban hijo de puta a Cristiano, al llegar a su casa, habrán puesto la tele, y al ver la inmaculada cara de su jugador preferido, le habrán dicho entre lágrimas de emoción a su hijo que ese jugador encarna la humildad, los valores, la fraternidad y la paz mundial. Amén.

Para mí, los futbolistas son futbolistas. Ni dioses ni demiurgos. Punto. Ni son el summun de la sociedad, ni el espejo donde mirarse, ni el culmen de la evolución. Son jóvenes u hombres que se dedican a jugar al fútbol con una pelota porque Dios, o el Espíritu Santo, los bendijo con esa habilidad.

Habilidad que Hugo Sánchez, por ejemplo, poseía en grado sumo. Es posible que la humildad, o lo que se dice que es humildad según las nuevas tendencias que nos venden,  no sea precisamente la cualidad que más le caracterice, pero si hablamos de destreza para meter goles, que al fin y al cabo, es el listón por el que yo le valoro, era un genio de la cabeza a los pies, aunque casualmente los goles los marcase exclusivamente con estos últimos y la cabeza la utilizase solo para pensar en cómo hacerlos.

Habilidad también tenía Maradona para ser considerado uno de los más grandes de la historia. Un Dios en los cielos. Lástima que luego el dopaje lo bajase a la tierra de golpe.  

Y aunque no es futbolista, me viene a la cabeza por razones obvias, el caso de Amstrong, el ciclista ex-ganador de siete tours, que en su momento era un ejemplo por sobreponerse a su grave enfermedad y ahora es un apestado por ser acusado de doparse por todos los que se dopaban con él.

Los tiempos cambian. Antes muchos futbolistas fumaban. Cruyff lo hacía como un carretero y era un genio. Hoy eso ha cambiado. A Cointreau le pillan con un cigarrillo y más de uno pide que se reinstaure el garrote vil.

Garrincha tuvo 14 hijos de otras tantas mujeres, Juanito regaba la noche más que los jardineros del Madrid, Best sólo dejaba de beber cuando dormía, Terry le puso los cuernos a un compañero de su equipo, Maradona se empolvaba la nariz…

 

Lástima que mis conocimientos sobre el fútbol se limiten a unos cuantos “lugares comunes” y a media docena de páginas de Internet. Seguro que tú, que has tenido a bien leerme hasta estas líneas, conoces muchos más espejos que yo. Espejos rotos que en su día también reflejaron ejemplos a seguir para los niños de las escuelas.

 

Los futbolistas pueden ser buenos, malos, tontos, listos, estúpidos, drogatas, lelos, envidiosos, vanidosos, prepotentes, chulos, humildes y gilipollas…Pueden ser todo eso y lo contrario. Hoy pueden ser blanco y mañana negro. Son humanos. Son ídolos con píes de barro.

Muchos de ellos no han leído un libro en su vida y lo que es peor, no creo que cuando terminen sus carreras, vayan a hacerlo, cosa que por otra parte, para mí, que solo quiero verlos jugar al fútbol, no me preocupa en absoluto. Tampoco me preocupa que cuando hablan en público sean incapaces de articulas dos frases compuestas con el más mínimo rigor o que sus comentarios me produzcan una mezcla de hastío y cabreo. Son así. Y así los quiero. Buscar un intelectual en el fútbol es una quimera y sobre todo es una estupidez. Exceptuando alguna excepción que confirma la regla, hay muy pocos, y los pocos que presumen de serlo sin serlo, se han jubilado y pululan alrededor soltando líricos discursos que me aburren más que mirar a mi acuario. Son filósofos y se han equivocado de facultad.

Esto es así y así me gusta. Lo que no entiendo es esa manía de pensar que este gremio es el espejo de los espejos. Personas que se levantan seis millones de euros por golpear un balón lo mínimo que pueden hacer es esforzarse y trabajar como si su vida dependiese de cada gol. 

 

A mí me encantan  Khedira y Xabi Alonso. Son mis jugadores preferidos. Les quiero como futbolistas. Love. Quiero que ganen porque si ellos ganan, gana el Real Madrid y gano yo. Salto, disfruto, me viene a la cara una gigantesca sonrisa y duermo como un bendito soñando con mullidas nubes blancas.

Tengo claro lo que son y no quiero que sean nada más. No quiero que sean ejemplo para mi sobrino, ni para la sociedad, ni para líricos con los que no comparto el amor por el cansino tikitaka. Quiero que sean jugadores de fútbol. Excelentes jugadores de fútbol.  Nada más y nada menos.

Xabi Alonso  es educado. Muy educado. Tiene estudios y encima en el campo lucha como el que más. Las dos cosas no están reñidas y, puestos a elegir, quiero jugadores como él, ya que se ha esforzado por estudiar, sacar una diplomatura y además ser un excelente profesional jugando al fútbol. Pero eso no quiere decir que tenga que ser ejemplo para nadie. 

 

Si no hubiese leído una sola línea, si no hubiese estudiado ni un folio, a mí me daría igual y no lo juzgaría por ello. Lo juzgaría, y lo juzgo, por esos increíbles pases que da y por ser la pieza sobre la que gravita el Madrid de Mou. 

 

Si la sociedad, espoleada por unos nefastos y caducos medios de comunicación, busca en los futbolistas un ejemplo para la recuperación de no sé qué valores perdidos en el camino, se equivoca.

Los futbolistas esta claro que ni van, ni tienen porque hacer esta labor. Para eso, para enseñarnos todos esos valores que me tienen completamente empachado, me permito opinar que ya tenemos a la mejor clase periodística del mundo. Una clase periodística que a la vista de la obsesión que tiene con estos temas estará completamente capacitada para hacer esta difícil y complicada función. Perdón, me he equivocado, he dicho opinar y esto es información, no opinión…

 

 

Puestos a elegir, y como en mi familia hemos tenido varios, me quedo con el gremio de los carpinteros.  La mesa en la que escribo la hizo mi difunto abuelo con la ayuda de mi tío. Mi abuelo era muy humilde, tanto que no pudo ir a una escuela en su vida, y mi tío, ahora jubilado, aprendió a leer y escribir en la mili. Como puedes ver humildad bien entendida. Al menos la que a mi me enseñaron…

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Una vez más, y van…, tengo que recurrir a Homer. Ya se que lo has visto y oído más veces en esta misma página, pero es que no encuentro a nadie que resuma mejor lo que pienso sobre esta milonga de los valores. Además no me digas que no disfrutas dándole al botoncito…

 

Como me la he jugado colocando la poesía al principio y casi hemos llegado al final del artículo, pasemos directamente a la música y al cine. Hoy la elección, más que con mis gustos personales, (que también) tiene que ver con los valores. Y si hablamos de valores, directamente, “Vamo’ A Portarnos Mal”

 

 

Y por portarse mal, no ser espejo de nadie y ser unos prepotentes con la trompeta, algunos dinosaurios desaparecierón de la faz de la tierra para alcanzar el reino de los cielos. ¡Bienaventurados sean!

 

 

Y si hablamos de dinosaurios aquí tienes al Tiranosaurius Rex mezclado con el tiburón blanco. Page & Plant. Elige quién es quién. Los dos te morderan el alma.

 

 

Y para despedirme con humildad, hoy, como siempre, otro clásico. Amor y Odio sin valores de por medio. Una obra maestra de Charles Laughton. Un predicador oscuro como la noche que no te dejará dormir.

Si no la has visto no te preocupes y haz lo siguiente. Acercate a la ventana, abrela, salta y no te preocupes de nada más, el predicador te estará esperando con los brazos abiertos...

 

Tema: EL ESPEJO SE HA ROTO.

Cristiano y su carácter

Meck | 12.11.2012

Como aficionado del Madrid pienso que Cristiano es una buena persona. Subidito en ocasiones, pero es buen chico. Es víctima de su própio ego, pero a la vez un privilegiado porque hace lo que le gusta y cobra un dineral por ello. Sinceramente pienso que si no estuviera tan obsesionado por ser el mejor, el protagonista, el foco de atención, disfrutaríamos más de este jugador. De la misma forma, él también disfrutaría más. Los resultados serían otros, está claro, y yo creo que mejores. Mejores para él, mejores para el club y mejores para los aficionados del Madrid. Por eso me frustra que sea como es a veces. Pero sin duda da mucho al fútbol y al espectáculo, por lo que al final, y después de haberte leido llego a la conclusión de que si me enfado en alguna ocasión, el problema lo tengo yo por exigente y poco tolerante con una persona que tiene que aprender, igual que yo.

P.D: Temazo el de John & Miles. Un saludo.

Re: Cristiano y su carácter

fred gwynne | 13.11.2012

Comparto todo lo que dices. Todo. A mi, a pesar de haber escrito el artículo, también me surgen dudas con el tema. Por una parte me cabrea muchísimo que los futbolistas tengan que ser ejemplo de nada y por otra entiendo que lo sean.
Cada uno se identifica con un determinado tipo de futbolista. Por ejemplo a mi gustaría que Cristiano fuese como Xabi Alonso pero es Cristiano y así lo tengo que aceptar.
De todas formas, Cristiano, igual que Mou, antes de llegar al Madrid ya estaba juzgado y yo creo que ahora la batalla de la imagen ya la tiene perdida, igual que otros hagan lo que hagan, y escupan lo que escupan, ya la tienen ganada. Es un lastre que ya no se va a poder quitar de encima. Otra cosa es si esto le causa algún problema o no.
Eso nos pasa a todos. A mi mismo me gustaría tener otro carácter, pero tengo el que tengo, soy incapaz de decir que no, y vivo con ello. Cada uno es como es.

Gracias por venir y vuelve cuando quieras. Tus opiniones ayudan.
Y sí, tienes razón, con lo de la música. ¡Temazo!

corto y pego

geryon | 05.11.2012

He aquí un texto que debería ser de obligada lectura en las canteras de cadetes y juveniles. No habla de fútbol, ni de nada ejemplar, no conlleva moraleja, pero es descojonante.
Sígase la lectura con algun buen video de Youtube:

"¿Que habría sido de Antonio Cassano si el fútbol no se hubiera cruzado en su camino? "Sería un ladrón, estaría dando tirones, de cualquier manera sería un delincuente". Eso confiesa sincero el propio interesado en Lo digo todo, la biografía que ha escrito junto a Pierluigi Pardo, un periodista de la cadena de televisión Sky, y que el próximo miércoles desembarcará en las librerías italianas de la mano de la editorial Rizzoli.

Antonio Cassano (Antò, como le llaman los amigos en dialecto apulense) siempre ha tenido fama de procaz, macarra, bravucón y juerguista. Y una vez más hace honor a su leyenda. En Lo digo todo cuenta por ejemplo que a lo largo de su vida ha mantenido relaciones sexuales con unas 600 ó 700 mujeres, afirma que muchas veces ha saltado al campo después de haberse pasado una noche de parranda, confiesa que sexo y comida son sus dos grandes pasiones, revela sus trucos para burlar los controles de las concentraciones y arremete duramente contra numerosos técnicos, incluido Fabio Capello, al que asegura que le gritó en el vestuario blanco: "Eres más falso que el dinero del Monopoly".

Pero, por encima de todo, Cassano deja patente su convicción de que su vida dio un vuelco el 18 de noviembre de 1999 cuando, a dos minutos de que concluyera el partido que ese día enfrentó al Bari y al Inter, marcó un golazo genial que dio la victoria a su equipo por 2-1 y que supuso su despegue como futbolista. "¿Qué ha sido lo primero que ha pensado después de marcar ese gol?", le preguntó un periodista justo al concluir el encuentro. "En que me he hecho rico", respondió Antò con su espontaneidad habitual.

"Aquel partido y mi talento me salvaron de la perspectiva de una vida de mierda", afirma ahora Cassano en Lo Digo Todo. El futbolista –que entre 2006 y 2007 jugó con la camiseta del Real Madrid y que en la actualidad es delantero del Sampdoria, uno de los dos equipos de Génova– confiesa abiertamente que tenía todas las papeletas para terminar siendo un criminal. "Muchas personas que conozco han acabado en la mafia", asegura en relación a la Sacra Corona, la organización criminal que tiene su bastión en Bari, su ciudad natal.

En esa localidad del sur de Italia, en medio de la miseria y de la violencia, creció Cassano, jugando al fútbol entre los puestos del mercadillo de Piazza Ferarese. "Con frecuencia había tiros, coches de la policía, ambulancias", recuerda. "Era pobre, sí, pero debo precisar que jamás he trabajado. Entre otras cosas porque no sé hacer nada", admite sin rubor. Y a sus 26 años confiesa: "Hasta ahora he vivido 17 años como un desgraciado y nueve en plan millonario. Me faltan todavía otros ocho años para empatar".

Sobre el sexo habla sin tapujos. Empezando por su niñez: "Había una profesora en el colegio Carducci, la Sarcina. (…) A veces iba al cuarto de baño y me ponía a pensar en ella muy intensamente. No es necesario añadir nada más". Novias formales dice haber tenido pocas: "Cuatro en 11 años". Pero la escasez de relaciones serias la ha remediado con centenares de amantes esporádicas. "Sí, para compensarlo he tenido alguna que otra aventura. Digamos que entre 600 ó 700 mujeres, una veintena de las cuales pertenecen al mundo del espectáculo", se jacta. "Y no he tenido jamás un gatillazo", precisa orgulloso.

Cassano revela que muchas veces ha saltado al césped a disputar un partido después de una noche de sexo loco. Y que eso no ha afectado a su juego. "Ahí está el Roma-Juve que acabó 4-0", señala en referencia al encuentro que ambos equipos disputaron en febrero de 2004 y en el que Antò marcó dos golazos para el equipo de la capital. "Pues la noche anterior me acosté a las seis de la mañana, y la pasé con una de las muchas amigas que tenía en aquella época".

Pero el delantero confiesa que en Madrid las concentraciones antes de un partido eran más divertidas: «Era más fácil. Nos metían en un hotel, a todos en la misma planta, así que en el piso de abajo o de arriba podía meter a quien me diera la gana y pasar a hacerle una visita en mitad de la noche», revela. "Había un camarero que era mi amigo. Su misión era traerme tres o cuatro cruasanes después de haber follado. Me traía los cruasanes a la escalera, yo acompañaba a la misma a la chica de turno y hacíamos el intercambio: él se llevaba a la tipa y yo me devoraba los cruasanes. Sexo y comida, la noche perfecta", resume el delantero."

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